lunes, 27 de abril de 2009

Silencio de serpientes sobre el tesoro”.



por FELIPE GARCÍA QUINTERO

Con un verso de Carlos Illera Benavides (1957-1999) quisimos titular un libro que no es una antología de poetas o de poemas; pues se trató mejor de una muestra panorámica de la lírica contemporánea en Popayán. Poesía escrita durante las tres últimas décadas, por hombres y mujeres cercanos a la ciudad, quienes han tenido o aún mantienen sus vínculos con ella, bien sean afines o diferentes al de compartir el determinante territorial, que antes condicionaba la adscripción de un autor al lugar de nacimiento, impidiendo incorporar al patrimonio cultural local la participación de aquellos otros, sin cuya presencia la literatura de las regiones sería más insular de lo que es hoy la cultura en Colombia. Por tanto que la noción de frontera la hemos ampliado al máximo, aunque la restricción impuesta se mantenga bajo el escenario que da cobijo a los autores/as convocados en torno al hecho de ser habitados por la ciudad. En todo caso, el registro de obras poéticas allí reunido se debe considerar como un amplio escenario de la expresión artística de más arraigo en la práctica letrada de Popayán que, pese a su importancia, no cuenta con una memoria impresa de su marcha reciente por la historiografía regional de la literatura.Si bien la transterritorialidad es un factor presente en la actual literatura regional, todavía no es posible prescindir de ciertos marcos que permiten definir el corpus de libros que el tiempo encuaderna en un orden, no siempre útil a los propósitos editoriales de un horizonte amplio y diverso como el de nuestro panorama. Por ello, los límites cronológicos (poetas nacidos a partir de 1945 y cuya obra se haya editada de 1975 al 2005), se fundamentaron en la necesidad de difundir la producción literaria de poetas parcialmente conocidos en nuestro medio y de otros tantos, noveles e inéditos, que a la fecha pueden dar fe de una madurez en la expresión artística, no lejana de compartir las búsquedas y los hallazgos de la actual lírica colombiana.De tal suerte que el registro del libro dio cobijo al menos a tres nuevas promociones de escritores, cuyas obras se encuentran sin definición contextual y temática, puesto que al no haber sido aún estudiados sus elementos con la atención crítica particular que ello merece, sobre su actualidad puede recaer un manto de sombra que los convierte en nuevos desconocidos ante la mirada del lector. Y no obstante el creciente reconocimiento local y nacional de algunos poetas, tanto éstos como los demás autores/as continúan siendo poco visibles por no contar con canales permanentes de difusión masiva, o de estudios especializados que hagan más próximas sus obras para el conocimiento de sus características y valores. Esto ocurre porque históricamente el desarrollo de la literatura en Popayán ha carecido de un aparato crítico que la revise, seleccione y ordene en un corpus actual de obras, autores, estilos, lenguajes y periodos. A su vez, nuestro libro representa una múltiple renovación estética, no por ello superada aunque sí separada del antiguo canon —Valencia, Maya, Martán Góngora, principalmente— bajo lo proteico de su singular pluralidad estilística y temática. Asunto que, insistimos, deberá estudiarse a partir de una revisión decantada de sus aportes. Sobre este aspecto, nosotros arriesgamos un breve comentario introductorio a la poética de cada uno de los autores/as, condicionado por la valoración de un análisis más amplio y profundo, de necesaria elaboración, pero al momento no realizado porque la muestra resulta insuficiente debido al criterio de acoger la pluralidad panorámica antes que otro valor de tipo estético o temático, de lo cual habría resultado un libro muy diferente al editado; tendría, de seguro, más poemas y menos autores. Y en atención a dicha circunstancia, remitimos al epílogo de Omar Lasso Echavarría, titulado “La nueva poesía en la crisis de la ciudad letrada”; que se constituye en el primer intento por ordenar de modo crítico la poesía de la última generación de escritores en Popayán. Así también nuestra pretensión editorial buscó, además de agrupar la multiplicidad poética contemporánea y lograr su divulgación y conocimiento, constituir los puentes para un contacto generacional menos interrumpido que el camino hasta ahora por todos transitado, desde el anonimato de un oficio desprovisto de la atención comercial, que hace de la poesía un género casi sin lectores.Sobre la muestra de obras y poetas, aclaramos también que fue realizada con el criterio de un editor partícipe de un acto que bien puede definir un momento de transición en el desarrollo de la literatura caucana. Aunque esta circunstancia no nos exima de haber cometido alguna omisión, no siempre advertida. No obstante, figuran allí los nombres necesarios para reanudar el diálogo entre autor y lector suspendido durante medio siglo, al considerar que la mejor investigación, ya clásica, sobre la poesía y el periodismo literario, fue realizada por José Ignacio Bustamante en el año 1955, bajo el título de “La poesía en Popayán”.El interregno de cinco décadas de silencio editorial que media a partir de esa fecha y el nuestro libro, es un periodo caracterizado por la emergencia de nuevos autores y la ausencia de panoramas y antologías en todos los géneros de la literatura regional. No obstante, es necesario anotar también que en 1987 aparece una antología de poetas caucanos, que sin embargo no alcanza a renovar el panorama de la época; pues en esa ocasión el antólogo viene a replicar de forma parcial y resumida el trabajo de Bustamante. Y sin el alcance historiográfico y crítico, de que carecen el prólogo y las entradas a los autores/as, estimamos que este último trabajo comentado poco contribuyó al propósito de remozar el corpus de obras y escritores conocidos en la región, tal y como podría suponer es el objeto de una antología de fin de siglo. La excepción la constituye una muestra muy breve de la poesía joven del momento, representada en las voces de Gustavo Wilches (1954) y Cristóbal Gnecco (1960). Sin embargo, anotamos de nuevo, que al no incorporar otros nombres visibles en el contexto local y nacional de entonces —verbi gratia Plutarco Elías Ramírez (1933-1968), Víctor Paz (1945), Horacio Benavides (1949)—, la historiografía de la poesía en Popayán y el Cauca, deja la fuerza expresiva y el poder imaginativo del presente en manos de la contención y el repliegue propio de una mentalidad extemporánea, que estima la tradición poética como un “continuom” sin variedad y en función única de la defensa de una pretendida esencialidad y pureza original de sus fuentes, sin advertir siquiera el movimiento constante que la renueva desde otros ámbitos con sus cambios y transformaciones vitales. Frente a lo expuesto hasta ahora, “Silencio de serpientes sobre el tesoro” es un libro de voces múltiples; diverso en estilos; desigual en calidades; explorador de formas estéticas y modos de pensamiento nuevos, bien o poco conquistados, pretende por el contrario de lo anterior dar cuenta al menos de manera documental, de una mirada vasta, y en parte decantada, de la poesía escrita en Popayán durante un tiempo histórico reciente, que reiteramos, no ha contado con una lectura crítica que la analice. Frente a este problema, sólo las escasas publicaciones periódicas locales sostenidas con tenacidad, y otras de menor duración, que sin embargo aún mantienen un mínimo nivel de circulación entre un grupo reducido de lectores, han contribuido a que la creación poética tenga vida en la realmente modesta actividad cultural de la ciudad, y ahora este testimonio de su presencia, que debe acogerse, insistimos en señalarlo, como una aproximación parcial del tema. Con un verso de Carlos Illera Benavides (1957-1999) quisimos titular un libro que no es una antología de poetas o de poemas; pues se trató mejor de una muestra panorámica de la lírica contemporánea en Popayán. Poesía escrita durante las tres últimas décadas, por hombres y mujeres cercanos a la ciudad, quienes han tenido o aún mantienen sus vínculos con ella, bien sean afines o diferentes al de compartir el determinante territorial, que antes condicionaba la adscripción de un autor al lugar de nacimiento, impidiendo incorporar al patrimonio cultural local la participación de aquellos otros, sin cuya presencia la literatura de las regiones sería más insular de lo que es hoy la cultura en Colombia. Por tanto que la noción de frontera la hemos ampliado al máximo, aunque la restricción impuesta se mantenga bajo el escenario que da cobijo a los autores/as convocados en torno al hecho de ser habitados por la ciudad. En todo caso, el registro de obras poéticas allí reunido se debe considerar como un amplio escenario de la expresión artística de más arraigo en la práctica letrada de Popayán que, pese a su importancia, no cuenta con una memoria impresa de su marcha reciente por la historiografía regional de la literatura.Si bien la transterritorialidad es un factor presente en la actual literatura regional, todavía no es posible prescindir de ciertos marcos que permiten definir el corpus de libros que el tiempo encuaderna en un orden, no siempre útil a los propósitos editoriales de un horizonte amplio y diverso como el de nuestro panorama. Por ello, los límites cronológicos (poetas nacidos a partir de 1945 y cuya obra se haya editada de 1975 al 2005), se fundamentaron en la necesidad de difundir la producción literaria de poetas parcialmente conocidos en nuestro medio y de otros tantos, noveles e inéditos, que a la fecha pueden dar fe de una madurez en la expresión artística, no lejana de compartir las búsquedas y los hallazgos de la actual lírica colombiana.De tal suerte que el registro del libro dio cobijo al menos a tres nuevas promociones de escritores, cuyas obras se encuentran sin definición contextual y temática, puesto que al no haber sido aún estudiados sus elementos con la atención crítica particular que ello merece, sobre su actualidad puede recaer un manto de sombra que los convierte en nuevos desconocidos ante la mirada del lector. Y no obstante el creciente reconocimiento local y nacional de algunos poetas, tanto éstos como los demás autores/as continúan siendo poco visibles por no contar con canales permanentes de difusión masiva, o de estudios especializados que hagan más próximas sus obras para el conocimiento de sus características y valores. Esto ocurre porque históricamente el desarrollo de la literatura en Popayán ha carecido de un aparato crítico que la revise, seleccione y ordene en un corpus actual de obras, autores, estilos, lenguajes y periodos. A su vez, nuestro libro representa una múltiple renovación estética, no por ello superada aunque sí separada del antiguo canon —Valencia, Maya, Martán Góngora, principalmente— bajo lo proteico de su singular pluralidad estilística y temática. Asunto que, insistimos, deberá estudiarse a partir de una revisión decantada de sus aportes. Sobre este aspecto, nosotros arriesgamos un breve comentario introductorio a la poética de cada uno de los autores/as, condicionado por la valoración de un análisis más amplio y profundo, de necesaria elaboración, pero al momento no realizado porque la muestra resulta insuficiente debido al criterio de acoger la pluralidad panorámica antes que otro valor de tipo estético o temático, de lo cual habría resultado un libro muy diferente al editado; tendría, de seguro, más poemas y menos autores. Y en atención a dicha circunstancia, remitimos al epílogo de Omar Lasso Echavarría, titulado “La nueva poesía en la crisis de la ciudad letrada”; que se constituye en el primer intento por ordenar de modo crítico la poesía de la última generación de escritores en Popayán. Así también nuestra pretensión editorial buscó, además de agrupar la multiplicidad poética contemporánea y lograr su divulgación y conocimiento, constituir los puentes para un contacto generacional menos interrumpido que el camino hasta ahora por todos transitado, desde el anonimato de un oficio desprovisto de la atención comercial, que hace de la poesía un género casi sin lectores.Sobre la muestra de obras y poetas, aclaramos también que fue realizada con el criterio de un editor partícipe de un acto que bien puede definir un momento de transición en el desarrollo de la literatura caucana. Aunque esta circunstancia no nos exima de haber cometido alguna omisión, no siempre advertida. No obstante, figuran allí los nombres necesarios para reanudar el diálogo entre autor y lector suspendido durante medio siglo, al considerar que la mejor investigación, ya clásica, sobre la poesía y el periodismo literario, fue realizada por José Ignacio Bustamante en el año 1955, bajo el título de “La poesía en Popayán”.El interregno de cinco décadas de silencio editorial que media a partir de esa fecha y el nuestro libro, es un periodo caracterizado por la emergencia de nuevos autores y la ausencia de panoramas y antologías en todos los géneros de la literatura regional. No obstante, es necesario anotar también que en 1987 aparece una antología de poetas caucanos, que sin embargo no alcanza a renovar el panorama de la época; pues en esa ocasión el antólogo viene a replicar de forma parcial y resumida el trabajo de Bustamante. Y sin el alcance historiográfico y crítico, de que carecen el prólogo y las entradas a los autores/as, estimamos que este último trabajo comentado poco contribuyó al propósito de remozar el corpus de obras y escritores conocidos en la región, tal y como podría suponer es el objeto de una antología de fin de siglo. La excepción la constituye una muestra muy breve de la poesía joven del momento, representada en las voces de Gustavo Wilches (1954) y Cristóbal Gnecco (1960). Sin embargo, anotamos de nuevo, que al no incorporar otros nombres visibles en el contexto local y nacional de entonces —verbi gratia Plutarco Elías Ramírez (1933-1968), Víctor Paz (1945), Horacio Benavides (1949)—, la historiografía de la poesía en Popayán y el Cauca, deja la fuerza expresiva y el poder imaginativo del presente en manos de la contención y el repliegue propio de una mentalidad extemporánea, que estima la tradición poética como un “continuom” sin variedad y en función única de la defensa de una pretendida esencialidad y pureza original de sus fuentes, sin advertir siquiera el movimiento constante que la renueva desde otros ámbitos con sus cambios y transformaciones vitales. Frente a lo expuesto hasta ahora, “Silencio de serpientes sobre el tesoro” es un libro de voces múltiples; diverso en estilos; desigual en calidades; explorador de formas estéticas y modos de pensamiento nuevos, bien o poco conquistados, pretende por el contrario de lo anterior dar cuenta al menos de manera documental, de una mirada vasta, y en parte decantada, de la poesía escrita en Popayán durante un tiempo histórico reciente, que reiteramos, no ha contado con una lectura crítica que la analice. Frente a este problema, sólo las escasas publicaciones periódicas locales sostenidas con tenacidad, y otras de menor duración, que sin embargo aún mantienen un mínimo nivel de circulación entre un grupo reducido de lectores, han contribuido a que la creación poética tenga vida en la realmente modesta actividad cultural de la ciudad, y ahora este testimonio de su presencia, que debe acogerse, insistimos en señalarlo, como una aproximación parcial del tema.


“Silencio de serpientes sobre el tesoro”.

Poesía contemporánea en Popayán (1975-2005).

Editorial Universidad del Cauca,

2006

1 comentario:

  1. Te adjunto una poesia q guarde en un viejo diario, escrita por carlos illera en Bogota, que despues me dio en Popayan, relata un viaje que hicimos a la costa durante el terremoto de popayan, 1.983, hoy la mama de carlos, doña Noemi, me hizo llegar un libro de poesías: la buena muerte. Me gustaria q ud me hiciera llegar mas libros de
    carlos.

    Bogotá, 13 Diciembre de 1.984 Popayán, 25 Abril de 1.987

    Anoche tuve un sueño.
    Algo corría vertiginosamente
    Y no sé si éramos nosotros
    O un tren que corría presuroso.
    In rumor impreciso se oía;
    Tal vez un rio, el mar,
    Tal vez una cascada…

    Había un aroma de montaña
    y el calor ardiente de una lejanía.
    había mucha gente desconocida
    que se perdía misteriosa
    por pasadizos extraños
    y solo quedamos nosotros
    con la misma luna desierta
    en la misma calle antigua
    con la misma Canción Lógica
    sobre un tapete de ajedrez.

    Solo era un sueño no más
    pero descifraba todas las nostalgias,
    la tristeza el dolor
    y esa sensación de que algo hace falta
    a pesar de las multitudes
    y de tantas voces paganas.

    Desperté desasosegado en mi cuarto
    con mis manos vacías
    y una fría sensación.
    No estaba entre las marimbas
    ylas guitarras y las luces de neón
    sino en los recuerdos
    en la distancia sin dioses;
    en una sinfonía de silencios y silencios
    como llamaradas.

    Feliz Navidad 1984
    CARIBE
    CARLOS ILLERA BENAVIDES

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